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viernes, 23 de noviembre de 2012

ARGENTINA SIN CHAPLIN

La actualidad política argentina es una mezcla de cine mudo y surrealismo. Mudo no porque no se hable sino porque no se dice nada que se tenga que oír.
ES POSIBLE LA CONCORDIA Y EL CONSENSO?
O HAY CADA VEZ MAS “FACHOS” OCUPANDO EL LUGAR DE PREPONDERANCIA NACIONAL?
ACUERDO
QUE PIDE LA GENTE CUANDO NO PIDE, NI CON CACEROLAZOS NI PIKETES NI PAROS..!

DISCURSO SOBRE LA TOLERANCIA

Publicado el noviembre 22, 2012 por marioriorda
Hace unos días tuve una grata sorpresa. Recibí un mail de una ex alumna de Relaciones Internacionales que, viviendo en el exterior, me escribió: “… siempre me acuerdo de ese texto q estaba en un banner, sobre la Tolerancia, en el pasillo, porq la verdad es q me sorprendió mucho cuando lo leí, porq como toda la carrera lo q más rescato son esas cosas q te abren la cabeza y te dan un giro 180 grados de pensamiento…”.
Se trataba de un escrito que representó mi primera acción cuando asumí como Decano -hace 10 años atrás y con 30 años- en una Facultad de Ciencia Política y Relaciones Internacionales. Parte del escrito fue lo que usé en el discurso de asunción al cargo.
Era un texto sobre la tolerancia que, desde mi discutible punto de vista, debía representar mi postura de amplitud sobre el debate de lo político, tanto como sirviera de eje para el respeto mutuo en una facultad en donde lo político es lo cotidiano. Aclaro que soy agnóstico, lo que también representaba no sólo una postura simbólica desde lo político, sino también desde lo confesional.
Logré rescatarlo y aunque probablemente hoy le agregaría algo que vaya desde la tolerancia hacia la pluralidad (aunque esta visión nada inocente está bien cerca de lo plural), lo copio intacto tal como estaba en un banner vinílico en tres diferentes puntos a lo largo del pasillo de la “facu”:

“DISCURSO SOBRE LA TOLERANCIA”

Definir institucionalmente lo qué es tolerancia, o lo que se considera como respeto por la tolerancia es un hecho para nada sencillo.
Inicialmente, es oportuno tomar una reflexión (dada por la negativa, ciertamente), que el Padre Pol hacía advirtiendo que la tolerancia puede devenir en 3 tipos básicos de desviaciones:
a-    La que tolera porque en el fondo se desinteresa.
A modo de autocrítica, no es extraño suponer o imaginar, que algunos reductos de esta manifestación estuvieron, están y (ojalá que no!) estarán presentes en nuestra unidad académica, aún admitiendo que desde el sentido común, el propio  perfil de un politólogo, sea claramente distinto a esta idea.
b-    La tolerancia de los inseguros que no tienen ninguna certeza que defender.
Es una manifestación derivada de la anterior, pero en verdad, como universitarios de la UCC, y para un politólogo en particular, suena extraña.
El estudio minucioso de la política, no para un ejercicio académico de neutra investigación, sino como transferencia de resultados a ser volcados directamente a la acción es el perfil de esta Facultad, y hacia eso va encaminada.
La Defensa del Estado de Derecho, el desenmascaramiento de las injusticias, la pobreza y la marginalidad, el análisis crítico de la globalización, el señalamiento de los extravíos recurrentes del compromiso social y la ausencia habitual de ética en el ámbito político, sumado a una defensa irrestricta de los valores democráticos, serán sin duda alguna los elementos que den origen a cada uno de los proyectos de investigación y se constituyan en un rumbo inequívoco de la Facultad.
Porque en esencia, un politólogo, un estudiante de Ciencia Política o Relaciones Internacionales, un docente o investigador de dicha institución, no puede quedar rezagado en la incesante búsqueda de verdades contributivas a un orden social y político más justo.
c-  La escéptica y libertina, que parte del prejuicio que los demás son incapaces y tontos.
Debiera no ser esta desviación la que nos atañe en nuestro ámbito, pues la palabra Universidad, lleva en sí implícita la idea de unidad en la diversidad como condición de lo plural.
Sin embargo, no se excluyen en la realidad actos que puedan estar en ese camino, remarcables y dignos de ser expuestos como conductas condenables públicamente en nuestro seno y a cualquier nivel: autoridades, docentes, alumnos y administrativos.
Por todo ello, y considerando pues las desviaciones de la tolerancia (lo que de por sí podría constituir una “intolerancia”, a secas), es necesario contraponer la impronta jesuita que se revela en su imperativo de activismo social inclaudicable, y en la que deben fundirse los conceptos muchas veces disociados de PASIÓN y RAZÓN.
PASIÓN, como una llama de voluntad siempre encendida, RAZÓN, como la transparencia que nos brinda el discernimiento y las ideas plurales. Muchas veces se afirma que fuera de estos conceptos poco queda en la acción humana, por lo que es pertinente negar dicha interpelación, toda vez que se ven TANTOS desapasionados e irracionales dirigiendo los destinos de la humanidad a costa de algo tan osado y atrevido como la IGNORANCIA.
Se insiste así en que la tolerancia es virtud cuando sólo tolera lo tolerable, es decir que cuando tolera, advierte, corrige, enseña, toma partido, y si bien es pacífica, no es zonza, si bien tolera al diferente, busca su zona en común, el punto de enlace y diálogo.
Finalmente, en virtud de la tolerancia, suena incómodo admitir las simplificaciones y mucho más aún las descalificaciones, especialmente desde la “Academia”, nuestro ámbito.
Parafraseando entonces a André Béjin, se quiere tomar partido: “… a riesgo de ser acusados por unos de eclecticismo (¿antónimo de dogmatismo?)…”, para ser firmes defensores y garantes de los valores, y para ello, que mejor que custodiar, al menos en lo que humildemente se pueda, el valor irrenunciable y magno de la tolerancia.
FACULTAD DE CIENCIA POLÍTICA Y RELACIONES INTERNACIONALES – UCC
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